Entradas

Mostrando entradas de 2020

Olvido

Se me caían las lágrimas,  viajando en el colectivo, no sabía sí estaba bien o mal,  me sentí un pueblo abandonado, sentí el calor de lo expuesto la sequedad de la madera. Sentí que aquellos años eran ahora yertos. Se me caían las lágrimas, y no podía apoyarme en la ventana tenía medio rostro cubierto, un olor a boca y azahares. Luego lo negaba todo. Es ahora, me desbordó. Quería decir que algo ya pasó Estar en otros cuerpos,  despertar y caminar un pueblo, las veredas, las esquinas, la primavera. Lloré porque no encontré ninguna foto, los Lapachos de Entre Ríos. Anoche soñé que olvidaba lo que había pasado ayer. hoy tomé un colectivo y lloré... porque fui rosa , fui verde, fui rojo cobrizo.

Hubiera

¡Qué insistencia! Nuevamente vos, detrás de tu apariencia, siempre la misma respuesta. En tu rostro encuentro una intriga, creo que voy a des-enmascarar-te entonces te beso ya que afuera el día sostiene. Estoy segura, podré encontrarte parece que no estamos en un sitio personal¿O sí? Tal vez, lo siento un poco mío, ahora que lo recuerdo estaba mostrándote la vista del lugar, - entonces era un poco mío-. Subimos la escalera, entramos en un cuarto, te convide a observar. Venías con vigía de tu comportamiento. Yo me sentía segura, sabía que detrás de ti habrías vos, te pregunté ¿Las ves? ¿Las puntas de los edificios? Se aparecen, son montones, algunas son agujas en perspectiva, las hay más y menos bajas. Predominan los colores de la tierra, marrones, paredes descascaradas, veladuras, un bosque edificado, móvil y superpuesto, capas. Pienso que se trata de eso, de capas. Un movimiento como el de  noventosas máquinas de monedas, cascadas, por la ventana cascada, monumentales en movimiento, ¿

Calma

Diente de León , tallo que se eleva, despierta en rocio  la templada mañana. Parpadea, mira.. las vias se pierden; el fondo, la distancia se va adormeciendo. Ovillar la lana, nombrar el tiempo El trazo que te hace dibuja lo que amanece.

Hora pupila

Una ilusión, corredores conocidos, un baño sucio de húmedad forma parte del error. Estábamos casi solos, casi en penumbras, casi cerrado o a punto de abrir. Afuera estaba la playa, no había mar, había la playa, la sensación de la playa andaba como en el barrio, con la luz de las lámparas que cuelgan de la calle, la luz cuando se va la luz. Allí mismo, bailaban salvajes cuerpos-pájaros-amarillos jóvenes desesperadas de piel con trajes de murga, lentejuelas y plumas; la playa en la boca desnuda de playa. Un corredor conocido, cuerpo puesto en la coreografía sin fondo de mar. ¿O no lo veía? ¿Dónde estaba? ¿Había prisa? ¿Había un destino? Yendo por un camino cierto, transita el cuerpo certero; pasaban como en una escena los cuerpos danzantes agrupados a la espera de una dirección de movimiento, sudando sus particulares modos de salirse de si. Una piba brillante de ojos negros como la profundidad de un espejo, estallaba en la noche con su amarillo refulgir de sudor y traje.

La memoria del cuerpo

La realidad también debe formar parte del oscuro sitio donde las experiencias son crípticos silencios. -No encuentro un pensamiento -No hallo reflexión Experimento este cuerpo sin urgencia con un miedo acuciante. Debo dejar de deber Tuve miedo de quedar sin historia, temí quedar suspendida ya no crecer ya no estar muriendo. Pensé en las pieles que quise devorar. Recordé una calle mojada, en invierno,  en la Boca... y abrí la puerta de mi casa, me des-hice allí dentro, me hice en la noche sin amenaza. Pre-siento, detrás de la ventana. Tuve miedo de perder la memoria y de seguir resistiendo de abrazarme al palo de luz, a la tormenta, Y aun así, permanecer adherida a catacumbas lúgubres donde moran hombres sin alma, lívidos. Tuve miedo de seguir resistiendo en esa cuadra de vías de tren enlodadas y nocturnidad. Pre-siento lo que pasa allí, pero no experimento. Me voy a quedar en la ventana hasta que me crezca el verde, voy a deslizarme por las paredes hasta c

De ocre 2

El sol del otoño se ha instalado ¿Quién pudo beberlo? Con su viento aun tibio, aun viento. Mi cuerpo se detiene en la escalera toma su forma y parece que va a llover. Hay hormigas que se me suben a los pies, siento el vacío de la noche, presiento la calle desolada. Una luz azul ilumina los rostros de la casa de enfrente, los faroles de la calle no iluminan a nadie, ¿y el muchacho que estaba durmiendo en el umbral de esa casa? Se está volviendo de ocre. Lo toqué todo nada está libre de afuera y nada dentro, me pierdo en la terraza y vuelve a ser otoño Se acabó el mundo pero no se acaba el mundo Estamos adentro y nada dentro mío ¿dónde está el otro? ¿y si este estado de sitio es la forma del mundo venidero? ¿dónde está el otro? ¿atrás de la pantalla? ¿dónde estás otro? ¿en mi memoria de tu ser? ¿dónde estás? ¿dónde estoy yo (si es que aun estoy)? Acá, ahora, la calle es más lejana. Una entidad, una idea extermina nuestra existencia. ¿Dónde está el otro?

De ocre

Días de guerra psíquica de una calma tensa de miradas lejanas de rostro enjuto  Tengo un hueco en mi pensamiento  hay una distancia en la experiencia, Estamos suspendidos, flotando en la atmósfera otoñal,  en una incertidumbre que augura algún final, /lo indecible sigue siendo la muerte/  Se detiene el tiempo, una casa eterna, un útero donde quedar postergados. ¿¡Qué porvenir más que esta noche y mañana...!? Todo se está volviendo de ocre Tenemos vedada la piel, el tacto, la temperatura, ¡ tanto afirmar que allí, afuera, donde encuentro al otro encuentro la cordura y que ahora el otro,y  la distancia, y la amenaza, y la muerte y fuera, y dentro, y entre medio, y al borde de la ventana, distancia, distancia. ¿Puedo respirar? Quiero exhalar un hálito vital que haya muerto de banalidad quiero inspirar lo cierto ¿Dónde está el otro? ¿Dónde estoy yo? Estamos a una palabra de que calme lo que se apoya con firmeza en la piel del pecho.

La humedad

Tengo la tarde adherida en la piel. Una humedad pegajosa se combina con el gris goteo del verano. La calle es la única solución, andar desprovisto de destino y saber que hay, en mi casa, un libro, una madre y un hijo; un jazmín, una azalea, una carnosa de hojas gigantes, hay un jardín escondido para que regreses de grande. Sentada en un umbral entre Acoyte y la vía, tras la bruma de polución y los transeúntes, detrás, se esconde una brecha donde crece el verde; entre el cemento y la ilusión crece también el amor. Una extraña combinación de infortunio y de afecto que reúne los dolores solitarios y se pronuncia, se dice, se nombra con el temple de la existencia. Honro esta tarde húmeda. Amo mucho más de lo que carezco.

El cielo de agua

Las manos en el vientre te siento crecer Recuerdo Tu cuerpo pequeño extendido la cabeza ladeada la lluvia de la mañana este es el mundo. ¿Qué tu vida sea descubrimiento! Evoco Traigo al presente aquello que me hace no tengo miedo tuve mañanas lluviosas. Evoco Hago presente mi cuerpo la brisa húmeda del verano. Un árbol cuelga en la ventana Tuve una inundación y una ventana me ofrecí a la crecida Navegan barcos donde había asfalto. Qué crezcas aprehendiendo e imaginando que un arbusto es un sabio sin tiempo. Había un aire gris ¿Acaso no es parecida esta mañana? El tiempo se desliza tenue y visible. ¡Cómo cae la lluvia! ¡Cómo navega ese hombre en mi calle! La ventana da a la calle los ojos dan hacia el viento el cuerpo emociona se transforma en barco, en agua que cae, en sudestada que crece. La respiración me recuerda el embarazo mientras te presentía habitamos juntos la calma. Una tormenta de ventanas Las cortinas celestes El sonido