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Mostrando entradas de febrero, 2019

Flotar

Redundancia, el rostro encendido.   La contemplación abraza al silencio y permanezco dentro hasta que puedo. ¿Hasta cuándo debo guarecrme? Me preparé todo el día para salir, el aire y la lluvia me entran, me resguardan de los excesos de soledad.

Anhelo de adoquín.

Tengo la sensación de estar desvaneciendo en la tierra  y la necesidad de estar flotando en el agua. Da vueltas en mi  la idea del amor que toca tengo la idea de no poder con él . Vivo el anhelo y el temor profundo desvanezco en la noche desahuciada de afecto. El humo difumina el presente esta espera lánguida Capas, transparencias, mi encuentro solitario Amor y debilidad.

El yo poético

Pequeños relatos, aunque ella siempre terminara siendo yo queriendo tomar distancia. Añoro el otoño, me lo recuerda el sonido de las hojas que resecas se han caído. -¿Cómo estás? Ahora que te observo, estás muy hermoso- Los pequeños relatos, viento, la mañana, caminando con el presente, entrelazándose lo único, lo inasible con la repitencia; lo posible con lo prisionero; el otoño con el verano. El otoño ofrece un viento templado con pinceladas de tibieza y el sonido peculiar de las cosas al moverse y rozarse. Los relatos pequeños transitan durante la noche ficcionando los propios devenires. Anoche, en la madrugada, miraban por la ventana, una mujer con su hijo, el sopor los había desvelado, los colchones-caldera. Era una noche de febrero y el cielo se estaba iluminando de humedad. Ellos miraban, a través de las ventanas abiertas, ellos miraban la cortina de agua que comenzaba a caer, el faról de la calle, el árbol de la esquina. -Mirá la lluvia- Y el niño fue entregando el cue

En la puerta

"Sobre  a tarde " Algunos datos del lugar: -Que crecen flores amarillas -Que los niños aman la naturaleza -Que en el sol hace calor y en la sombra hay viento -Que las personas somos cambiantes -Que hay un perro, dos perros- transitan, es su casa. Del árbol al sol. - Que la subida es difícil -Que bajar es fácil -Que crecen flores. Rojas, naranjas, violetas, espinosas, plumerillos... -Que los árboles son altos, firmes, arriba se entrelazan, son cálidos, antiguos, frescos, vitales. Dan ingreso a la luz, se sacuden con el viento, son morada de las aves, son esponjas, son del agua, del viento, de la tierra, son del fuego, el hogar y el progreso. No son eternos, son del lugar, son extranjeros. -Que el agua es fría, porque se deshiela, se desliza desde la montaña, zigzaguea, marcando un surco, un camino donde habita el hombre. Llega a la costa, allí un niño juega. -Que en la costa del río que baja del hielo acumulado en el alto-helado de la montaña... hay p

En casa

Llegamos y había fiesta. Yo estaba cansada de desaparecer, de no escribir en primera persona por miedo al narcisismo. Cansada, por haber realizado un gran esfuerzo en abrazar lo otro como disfraz. A la alegría de verles se le adicionó la realidad, la de quienes somos. Como en un partido de quemado, en el recreo largo, esperando que me elijas en tu equipo. ¡ Qué me elijas! no quiero quedarme al final, en el último puesto de los que hacen el esfuerzo. Todo este esfuerzo que hago para ser vista. ¿Qué quiero que escuches?