La humedad
Tengo la tarde adherida en la piel.
Una humedad pegajosa
se combina con el gris goteo
del verano.
La calle es la única solución,
andar desprovisto de destino
y saber que hay, en mi casa,
un libro, una madre y un hijo;
un jazmín,
una azalea,
una carnosa de hojas gigantes,
hay un jardín escondido
para que regreses de grande.
Sentada en un umbral
entre Acoyte y la vía,
tras la bruma de polución
y los transeúntes,
detrás,
se esconde una brecha
donde crece el verde;
entre el cemento y la ilusión
crece también el amor.
Una extraña combinación
de infortunio y de afecto
que reúne los dolores solitarios
y se pronuncia, se dice, se nombra
con el temple de la existencia.
Honro esta tarde húmeda.
Amo mucho más de lo que carezco.
Una humedad pegajosa
se combina con el gris goteo
del verano.
La calle es la única solución,
andar desprovisto de destino
y saber que hay, en mi casa,
un libro, una madre y un hijo;
un jazmín,
una azalea,
una carnosa de hojas gigantes,
hay un jardín escondido
para que regreses de grande.
Sentada en un umbral
entre Acoyte y la vía,
tras la bruma de polución
y los transeúntes,
detrás,
se esconde una brecha
donde crece el verde;
entre el cemento y la ilusión
crece también el amor.
Una extraña combinación
de infortunio y de afecto
que reúne los dolores solitarios
y se pronuncia, se dice, se nombra
con el temple de la existencia.
Honro esta tarde húmeda.
Amo mucho más de lo que carezco.
Comentarios
Publicar un comentario