uruguales

que con esa claridad determinante dice: soy sola,
que vuelves a ver los colores cálidos de la tarde
que con esa persistencia indeclinable dice: estás solo,
que te sumerges en aguas parecidas al cielo de un arroyo patagónico.

sí llegamos a mirarnos te prometo que vuelo tan alto que toco las copas de los cipreses, de los viejos robles- mientras toco con mi esperanza de ave las altas rocas que enaltece la pendiente del cerro-
sí llego a tocarte las palabras, te abrazo de todo alrededor de eso divino que al fin se encuentra.

y  qué de las primeras canciones...
y qué de esas primeras dudas de dobles sentidos que se llevaron las tardes con los ojos entornados hacia una ventana que repite cielos dentro de cielos...
y qué de todos nosotros que habiendo crecido juntos, habiendo descubierto el Rio Areco para los niños (los que eramos paisaje) ... nosotros y luego las horas sucediendo en la lejanía por las culpas culturales.
y qué...sí  en una noche más, de huidas sensacionales, te encontraras distraídamente...y entonces...qué dirías de una noche inaugural.

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