Si seco un llanto

Pero otra vez la sed infinita de sacarmelo todo de encima,
no quería, quería, despertate, decí algo que me tranquilice
que me saque de esta incredulidad de todo
ya se, ya me lo habías comentado
nada era posible
pero continuaba, obstinan dome en quererte, porque?
eras vos y no eras vos, era yo multiplicándome en las paredes de un cuarto de caducidad inmediata
irme, por toda solución, retirarme de las sensaciones de todas esas mañanas
en las que mirar para afuera me abandonaba,
irme, irme, irme
escribir las mañanas irresueltas. Creía estar probandolo todo, por una mínima sensación de descanso!
por un rato de creer que si, que es posible,
que nada en el llanto justifica las horas inverosímiles, porque tampoco existen tales horas.
Porque tu recuerdo igual se iría perdiendo en tardes otoñales, porque tus ojos irían tornándose ocres
al tiempo de las pisadas de las maquinales horas despertadas,
tan nuevo, tan viejo...
estaba cansada, hastiada de seguir y seguir rondando las mismas sensaciones
pero no encontraba otra manera
me entusiasmaba una tarde con el templado abrazo
me desencantaba una mañana en la que estabas al lado mío y no estabas
te creía en la mirada, me dejabas sola cada vez con tu silencio.
Creía que si, y en seguida creía que no, la casa se me iba poblando de situaciones inconclusas,
de colores sin terminar, de excusas para pasar el tiempo y no dormir y dormir  abrazado al tedio.
Que se yo, te creía e inmediatamente , la mañana siguiente, te perdía nuevamente,
quería saber que era cierto, quería saber que sentimientos me dedicarías...
Y de esos pensamientos ya no quería saber nada más,
pero recurrían a abrazarme las tempestades emocionales,
y no me dejaban en paz, pero era vos el que estabas ahí abundando mi intimidad,
quizás no lo hayas entendido, quizás no entiendas quien soy yo. Quizás nada te alcance
que se yo...
Debía irme, irme , irme, por toda explicación, cerrar la boca, e irme.
Y dejar de lado las tarde de lluvia de otro tiempo, y dejar atrás los ojos claros,
pensar en lo nuevo que vendría, dejar entrar la luz de otro barrio, dejar entrar otro abrazo
en mis noches deshojadas de amor.
Quería parar de suceder, quería verte suceder en la mirada, querer la manera en que me quieres,
descansar, que si sea posible, no este desgano infinito por las horas amanecidas solitarias y no tanto,
por el rechazo de un abrazo.
Tu mirada esquiva me deja a solas con mis sensaciones.
Quería de querer lo bueno, que seque un llanto.


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