Nicanor y Serafina

(Una conversación de las miradas) ...Tocamos el cielo y la tierra. Nuestra piel se irá endureciendo al paso del tiempo. Como viejos recuerdos, antigua es nuestra edad. Del color y la tierra, seremos el espacio abriéndose paso en la luz... En abril dirigimos nuestras manos al infinito, entendimos que tocar el aire con la suavidad del color de la primavera que acababa de suceder era una sensación temprana que nos vino a enseñar algunas verdades de la luz y de la sombra. Nos fuimos aferrando, profundamente, a una tierra que nos dejara expandirnos y crecer en busca de un cielo oportuno. Estábamos creciendo juntos, vos tenías en las manos la vitalidad de la madera y yo los nutrientes para crecer. Sabíamos y ya sin palabras; de un arrullo como un canto... nos complacía la comunión de nuestros jóvenes días. Con aquel amigo liviano y mensajero nos sacudimos los deseos de seguir nutriendo de novedad el suelo.Cada mañana el color nos vestía y en la tarde abrazábamos a los niños que juga...